¿Qué es un futuro distópico?

Siempre que pensamos en un futuro y conocemos todos los avances y posibilidades de la ciencia, podemos pensar en que será sin dudas evolutivo y tenemos una idea de cómo puede llegar a ser.

El origen de la distopía

Pero, ¿qué pasaría si esta utopía y este ideal de futuro se modifican completamente, representando una involución o algo completamente contrario a lo esperado o a lo que se prevé? En este caso estaríamos frente a lo que se denomina futuro distópico.

En este artículo te contaremos qué es y por qué se utiliza tanto en la literatura y en el cine particularmente.

Eso que parece ser una obsesión en el mundo cinematográfico, en la actualidad comenzó como un concepto que viene a contrarrestar a la palabra ´Utopía´, que fue utilizada por primera vez en un libro que lleva ese nombre.

futuro distopico

El concepto de utopía radica en un estado de idealización. Una vida utópica sería aquella en la que las libertades, la privacidad y los derechos de las personas, así como la armonía de la naturaleza se encontrasen en su máximo esplendor.

De esta idea de un futuro en el que el mundo sea ese lugar adecuado y todos los seres humanos vivamos en armonías sin guerras ni fronteras, como puede ser la utopía, aparece la distopía para plantearse la siguiente pregunta:

¿Qué pasaría si ese futuro al que queremos llegar fuera completamente inverso y el mundo se convirtiera en un lugar catastrófico o dominado por algunos y donde todo el resto somos esclavos?

De esta idea aparece el futuro distópico y en ambientes los de la literatura o el cine, donde el conflicto tiene mucha mayor repercusión que reflejar un estado de bienestar para todos, este pensamiento de un futuro completamente diferente a lo que sería algo bueno, sienta muy bien y se generan historias realmente fantásticas y que al mismo tiempo generan un importante miedo de que todo vaya hacia ese plano.

El futuro distópico en la literatura

La literatura universal se ha servido de este tipo de pensamientos acerca de un futuro distópico para generar grandes obras literarias que perduran en el tiempo, como las mejores dentro del género de ciencia ficción.

Aunque algunas de ellas se pueden llegar a asemejar bastante con determinadas realidades que estamos viviendo y a las que parecen ir también los destinos del mundo.

Tal es el caso de 1984, el libro de George Orwell que planteaba un mundo en el que todo lo que sucede estaba vigilado por un “Gran Hermano” que se encontraba omnipresente en todos los dispositivos que se conocían hasta el momento, como ser cámaras y televisores, generando una vigilancia opresiva en las personas.

Aldous Huxley también planteó un futuro distópico en su libro “Un Mundo Feliz”, donde plantea una sociedad creada de manera artificial en un laboratorio y controlada gracias a la ignorancia y felicidad que le produce el consumo de una droga llamada Soma, siendo adoctrinados a la vez mediante mensajes repetitivos escuchados mientras duermen.

El futuro distópico en el cine

Todos los géneros habidos y por haber del cine en algún momento se introducen en un futuro distópico. De hecho existe un propio género basado en esto y es aquel al que se lo denomina “Cine Catástrofe”.

Los adolescentes se regocijan con mundos en los que un día despiertan y ya no hay nadie, o ciudades enteras en las que todos se vuelven zombies, así como también se divierten con sagas como Los Juegos del Hambre o la Trilogía Glow entre muchos otros y todos tienen  que ver con lo mismo, un futuro completamente distópico.

Pero a los mayores también les gusta la distopía en el cine. Todas las catástrofes, como olas que tapan la ciudad o mundos en llamas por ataques externos son muy consumidas.

O series como Years and Years, que tratan de un terreno político en el que no se respeta la democracia, algo que choca bastante con la realidad de determinados lugares del mundo, planteando de este modo una meta distopía casi real.

El futuro distópico se presenta, además de cómo un modelo de entretenimiento y literatura, como una forma de pensar los peores panoramas, con la finalidad de no llegar a ellos, aunque a veces se esté muy cerca.

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