Nos cansamos de ver películas o leer novelas policiales en las que un criminal es reconocido por las marcas de huellas dactilares que dejó en la escena del crimen.
Descubre cómo se forma una huella dactilar
Es que tienen la particularidad de ser únicas para cada ser humano y si bien todavía no se llegó a una explicación exacta de por qué este rasgo particular se forma, las teorías más acertadas hablan de la tensión que se forma entre las capas de la piel de nuestros dedos cuando estamos en pleno desarrollo fetal.
En este informe te explicaremos a fondo qué las genera y hablaremos de esta particularidad que se presenta como un rasgo singular de nuestra identidad que se llega a utilizar tanto para reconocernos como para encarcelarlos, en el caso de que una impresión de nuestras huellas digitales se encuentre en una escena del crimen.
A lo largo de los años existieron un sinfín de teorías acerca de cómo se forma esta característica única que se encuentra en la yema de nuestros dedos, pero la más consensuada habla de una tensión de la capa más superficial de la piel denominada dermis.
Las palmas de las manos y las plantas de los pies tienen la particularidad de tener 5 capas dérmicas, a diferencia de todo el resto del cuerpo que tiene 4.
En el estrato basal, es decir la capa más profunda estas 5, se generan las células cutáneas que al reproducirse empujan a las capas superiores y crean el estrato córneo, que es la capa más superficial.
Resulta que durante el crecimiento del feto en el útero materno, crece con mayor velocidad la capa más interna que las superiores y eso genera líneas o pliegues en lugares donde la piel finaliza, como ser los nudillos de las manos y también la yema de los dedos.
Estos pliegues que se formaron durante nuestro desarrollo intrauterino quedarán marcados para siempre en el estrato basal formando de esta manera las huellas dactilares.
Diferentes formas en las huellas dactilares
Existen diferentes patrones de huellas dactilares entre los cuales se pueden encontrar aros, bucles o espirales.
Los más comunes son los bucles, que se encuentran en las yemas de los dedos de la séptima parte de la población mundial, pero también existen patrones en forma de arcos y de almohadillas.
Aunque puede suceder que estos patrones también se mezclen, pero son muy pocos los casos que presenten los tres patrones juntos.
¿Se pueden perder las huellas dactilares?
Lo cierto es que sí, pero temporalmente. Por ejemplo, a alguien que trabaja en tareas de albañilería y sus manos están expuestas a elementos de la construcción, se le pueden desgastar hasta borrarse, lo cual afectaría a los mecanismos de identificación mediante ellas en esa persona.
Esta pérdida de las huellas dactilares también puede suceder en personas que estén recibiendo tratamiento de quimioterapia, lo cual es conocido como eritema acral, que consiste en la descamación e hinchazón de las plantas de los pies y las palmas de las manos.
En casi todas estas circunstancias, cuando nuestras manos dejan de estar expuestas a situaciones adversas, el crecimiento de las huellas dactilares volverá a suceder, ya que la capa intermedia de la dermis mantiene el patrón de marcas que se instauraron en el desarrollo fetal y regenerará las mismas formas que el estrato córneo tuvo antes.
¿Existen casos de personas sin huellas dactilares?
Las personas pueden llegar a sufrir diferentes desórdenes genéticos de nacimiento que harán que carezcan de huellas dactilares. Hay tres de estos que son reconocidos por presentar falta de rastros en la yema de los dedos.
La Dermatopatía Pigmentosa Reticularis (DPR), el Síndrome Naegeli, Franceschetti, Jadassohn (NFJ) y la Adermatoglifia pueden generar falta de rasgos dactilares. En el caso particular de la Adermatoglifia se desconocen las causas reales de aquello que origina la mutación de las huellas.
Este trastorno dermatológico es conocido también a nivel mundial como enfermedad del retraso migratorio, debido a que quienes lo padecen tienen inconvenientes para migrar a países en los que se requiere de huellas dactilares como registro.
Huellas dactilares para identificación y uso policial
Para llegar al principio del uso de las huellas dactilares como identificación nos tenemos que remontar a mediados del Siglo XVII, cuando el británico William Herschell recolectó un sinfín de diferentes ejemplares para estudiarlos y llegar a la conclusión de que son únicas e irrepetibles.
De todos modos y según la historia, hace más de 4.000 años que ese utilizaba las huellas dactilares, al menos, para firmar documentos.
La policía británica sería la primera en interesarse por estas como modo de identificación en el año 1886, cuando Charles Darwin, basado en la teoría de Herschell, llegó a la conclusión de que la posibilidad de encontrar dos huellas con el mismo patrón era una entre 64.000 millones.
La teoría estaba instaurada, pero recién en 1892 en Buenos Aires, Argentina fue llevada a la práctica de la mano del antropólogo Juan Vicetich, quien descubrió que una madre causó el asesinato de sus hijos por una huella dactilar que había quedado marcada en una puerta de la escena del crimen.
En conclusión, las huellas dactilares son un rasgo característico único e irrepetible que marca realmente quiénes somos.
Si bien en las últimas décadas se ha demostrado que con otros componentes de nuestro cuerpo se puede averiguar el ADN y por tanto nuestra identidad, las huellas dactilares se utilizan para el mismo fin hace siglos, con resultados correctos.